67 im veterinaria comportamiento, siendo la fobia a ruidos el más frecuente. Sin embargo, son muy pocos los que llegan a la consulta del veterinario etólogo”. Sin embargo, la etología es de gran utilidad en la clínica general. Como detalla la especialista, “la aparición de un problema de conducta, o cambios de comportamiento, pueden ser reflejo de dolor o enfermedad orgánica, por lo que es importante conocer el etograma de la especie a tratar e incluir dentro de la anamnesis preguntas relacionadas con estos aspectos del paciente”. Los conocimientos sobre la conducta, saber identificar señales de estrés u otras formas de comunicación, continúa, “también ayudan al clínico proporcionar un manejo libre de estrés, beneficioso tanto para el animal como para el veterinario, y a identificar problemas que deban ser derivados al veterinario especialista en comportamiento”. Incluso en el sector de la producción, el bienestar animal “está íntimamente relacionado con la etología”. Con lo cual, al buscar una especialidad en medicina humana equivalente a la medicina del comportamiento animal, esta sería la psiquiatría. “Las funciones de ambas especialidades son básicamente las mismas y el uso de psicofármacos como parte del tratamiento también es algo que tienen en común”. Ahora bien, puntualiza la experta que “la psiquiatría se centra únicamente en la especie humana y conocimientos y la comprensión de la mente humana están más avanzada respecto a lo que sabemos a día de hoy sobre las mentes de nuestros perros o gatos cuando sufren un trastorno conductual”. Sin embargo, sí que se puede llegar a conocer bastante a un animal. “Cuando convives, pasas tiempo con él, disfrutáis de tiempo juntos y observas su comportamiento puedes llegar a identificar su temperamento, sus gustos y preferencias, sus costumbres, incluso sus emociones”, apunta Costas, aunque un animal pueda cambiar igual que las personas. “El ambiente y el contexto cambia, por lo que, por mucho los conozcamos, predecir con exactitud cuál será su comportamiento en determinada situación, por mucho que sepamos sobre ellos, es algomás complejo. Existen herramientas como cuestionarios o test de comportamiento, pero como cualquier prueba clínica tiene sus limitaciones y siempre deben ir acompañados por otro tipo de evaluaciones”. En este sentido, además, expone que los animales tienen capacidad de aprendizaje, emocionalidad y capacidad perceptiva. Es más, “los estudios más conocidos sobre aprendizaje mediante condicionamiento clásico u operante fueron realizados en animales: el perro de Pavlov o la paloma de Skinner”, si bien también aprenden de maneras más complejas, como a través del aprendizaje social o por imitación, “lo cual está demostrado científicamente, por ejemplo, en perros; e incluso se han creado nuevosmétodos de entrenamiento de perros basados en este tipo de aprendizaje”. Tampoco hay duda de que los animales presentan emociones. De hecho, insiste, “conocerlas nos ayuda a entender por qué los animales realizan determinados comportamientos”. Respecto a las capacidades perceptivas, “existen evidencias en diferentes especies de que presentan o carecen algunas de ellas tal y como los humanos las interpretamos. En perros, por ejemplo, existen experimentos sobre capacidades perceptivas espaciales o de corporalidad con diferentes resultados. Es un campo de investigación fascinante”. Similitudes con los mecanismos del comportamiento en humanos Por otro lado, explica la especialista cómo se desarrolla el comportamiento de un animal a lo largo de su vida, especificando que cada especie tiene sus particularidades, pero que generalmente “muestran comportamientos encaminados buscar y cubrir necesidades comunes o específicas de cada una de ellas”. “Desde solicitar los cuidados por parte de los progenitores en la etapa neonatal, hasta los comportamientos sexuales con objetivo de la reprodución en la etapa adulta, pasando por comportamientos exploratorios para conocer e interactuar con el entorno, jugar y socializar con sus congéneres o con humanos si hablamos de especies domésticadas como el perro o el gato”. En cuanto a los mecanismos que permiten llevar a cabo dicho comportamiento, precisa que “los sistemas de emociones básicas son fundamentales para el desarrollo de los comportamientos, pues en cada etapa de desarrollo y cada situación que vive el animal se activan diferentes sistemas motivacionales o emociones básicas que desencadenan respuestas involuntarias e indivualizadas y cuya función es la supervivencia”. Como ejemplos, indica, “podríamos poner el sistema de duelo/pánico que se activa en los cachorros cuando se separan de sus cuidadores y lloran para que éstos vuelvan y les protejan, o el sistema juego social que se activa cuando juegan para aprender sobre otros individuos y cómo deben ser las interacciones sociales”. Al hablar de las asignaturas pendientes en la especialidad, Costas declara que le preocupa llegar a las personas que los necesitan, y hacerlo a tiempo. “El papel del veterinario especialista en comportamiento es aún muy desconocido entre el público general, y es una de las especialidades que más intrusismo sufre. También debemos llegar a nuestros compañeros veterinarios para que cuando su clientes les pregunten por los problemas de conducta de sus perros o gatos sepan qué decirles y sepan cuándo deben remitir al veterinario etólogo”. Siendo conscientes de esta situación, el GEMCA, grupo de especialidad en medicina del comportamiento animal de AVEPA, “tiene una campaña de divulgación en la que cada mes publica un artículo, un vídeo y una tira cómica sobre temas relacionados con la especialidad para veterinarios y para todos los públicos”. Pese a todo, en un futuro la especialidad será “más consolidada, comprendida y conocida por la sociedad”, concluyendo que “cada vez sabremos más sobre la mente animal y sus patologías”. Así pues, “los avances científicos en medicina humana y veterinaria van encaminados a la medicina personalizada de precisión lo cual aplicado a la medicina del comportamiento nos facilitará el diagnóstico y ayudará establecer tratamientos con criterios objetivos, sabiendo cómo responderá cada paciente”. “Los problemas de conducta son uno de los principalesmotivos de abandono y eutanasia en perros y gatos, lo cual refleja la gran implicación que conlleva no darle la importancia que realmente tiene a la etología”
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