IM VETERINARIA #48

73 im veterinaria Además, señala la Organización Colegial de Veterinarios, los recientes datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica indican que en los últimos siete años se ha registrado un ligero incremento de los casos de leishmaniosis también en personas, lo que bajo su criterio demuestra “la necesidad de que profesionales sanitarios como médicos o veterinarios abordemos la enfermedad de forma conjunta bajo un enfoque Una Sola Salud”. “El control de la leishmaniosis en personas pasa necesariamente por el control de la infección en el perro, ya que es el principal reservorio. Pero también se ha encontrado su transmisión indirecta a través de mamíferos silvestres”, recalca la OCV, lo que refleja la estrecha relación entre humanos, animales y medio ambiente. Los efectos del cambio climático en la leishmaniosis Del mismo modo, el aumento generalizado de las temperaturas derivado del cambio climático está afectando a la expansión de la infección, puesto que ya se detecta en zonas donde antes no estaba presente. Hace unos años, los flebótomos mantenían su actividad de abril a octubre; ahora, en cambio aparecen durante casi todo el año en la práctica totalidad de la geografía española. A este respecto, la Organización que representa los veterinarios españoles pone de manifiesto la importancia de “proteger a los animales de compañía durante los 12 meses del año mediante un plan preventivo adaptado para garantizar no solo su buena salud, sino la de toda la familia”. Ante este escenario, el Colegio Oficial de Veterinarios de Barcelona (COVB) enfatiza la necesidad de extremar la vigilancia y la prevención para frenar el aumento de casos. Igualmente, recuerda que, a pesar de que los perros son el principal reservorio del parásito que la provoca en las áreas endémicas, los gatos también pueden infectarse por Leishmania. En España se considera que la incidencia de leishmaniosis canina es de 31 casos nuevos por cada 1.000 perros al año. En el caso de los gatos, a pesar de ser un país endémico, tiene una distribución heterogénea y no se ha descrito en todas las áreas geográficas. La prevalencia en gatos oscila, de manera similar a otras partes del mundo, entre el 1,3% hasta el 60%. El COVB le da otro significado a la definición de leishmaniosis, apuntando también que se trata de una enfermedad silenciosa y con muchas caras. Por un lado, “es silenciosa porque un perro puede estar infectado y no tener alteraciones clinicopatológicas o, incluso, si las desarrolla, pueden pasar de cuatro a seis meses hasta que estas sean visibles”. Por otro lado, “se dice que tiene muchas caras porque presenta signos clínicos y alteraciones en las analíticas muy diversos”. Los signos clínicos más habituales son lesiones a la piel, heridas que no curan y crecimiento excesivo de las uñas. Asimismo, pueden presentarse signos clínicos menos habituales y que pueden pasar más desapercibidos como pérdida de peso, de hambre, apatía, problemas oculares y de las articulaciones, cojera y, en fases más avanzadas, problemas en los riñones y otros órganos internos. Para contrarrestar esta variabilidad de alteraciones clínicas, la recomendación del COVB para los veterinarios es incluir la leishmaniosis en cualquier diagnóstico diferencial, para poder tratarla lo antes posible de forma adecuada y que sea una enfermedad bien controlada clínicamente. Para los propietarios, Las manifestaciones clínicas son amplias y su aparición puede tardar meses o incluso varios años. Sin embargo, hay que estar atentos a factores que favorecen que un perro infectado se enferme SEROPREVALENCIA DE INFECCIÓN CANINA POR L. INFANTUM EN ESPAÑA Zona 1 (no endémica, riesgo bajo), Zona 2 (hipoendémica, riesgo intermedio), Zona 3 (endémica, riesgo intermedio-alto) y Zona 4 (hiperendémica, riesgo alto) Fuente: R. Gálvez et al. Latest trends in Leishmania infantum infection in dogs in Spain. Parasites Vectors 13, 204 (2020).

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